Abraza el hambre emocional
Vivimos en una sociedad de prisas y estrés, en la que se nos incita a actuar de forma compulsiva. Desconectadas de la vida, de nuestro cuerpo y de nuestras necesidades.
A veces comemos de forma automática, sin ser conscientes de ello. Otras veces comemos por miedo a sentirnos vacías, porque al comer nos sentimos queridas y reconfortadas, porque encontramos en la comida esa «compañía» que no nos juzga, porque en casa, la comida siempre ha sido un motivo de alegría y celebración. Comer pasa a ser un acto rutinario al que no prestamos la atención que merece y esto hace que la comida se convierta en una fuente de ansiedad.
Ante la poca o nula educación dirigida a reconocer y gestionar los estados de ánimo y las emociones, es muy habitual confundir el hambre con estados emocionales. La comida es una de las fuentes primarias de placer, por lo que es fácil encontrar en ella una falsa «salida», que consolida el patrón de hambre emocional.
Abrazar nuestras emociones y nuestra hambre emocional y desde el reconocimiento de nuestras necesidades emocionales y físicas tomar herramientas de gestión para mejorar tu relación con la comida y tu estado de ánimo es lo que este taller te propone.