Comerse la culpa, morderse la lengua, saborear un éxito, tragarse el orgullo, engullir una recompensa, etc. Son varias las expresiones que utilizamos en nuestro día a día donde las emociones y la alimentación van de la mano.
Y es que las emociones están íntimamente ligadas con la alimentación. ¿Comes cuando tienes hambre o cuando te sientes estresado, angustiado, aburrido? Si tu respuesta es que comes en base a ciertas emociones, puede que no sepas identificar cuál es la emoción que te lleva a comer o no sepas cómo solucionarlo. Para ello hablaremos sobre hambre emocional, para poder comprenderlo, ver si esto es lo que no está sucediendo y qué podemos hacer al respecto.
Es necesario saber lo que realmente significan el amor y la comida para llegar a tener una relación satisfactoria con ambos.
Geneen Roth.
¿Qué es la alimentación emocional?
La alimentación emocional se define como el acto de comer sin que se tenga hambre física, sino que es un tipo de alimentación que nace de una necesidad emocional (ansiedad, tristeza…) que se gestiona por medio de la comida. El hambre emocional está vinculada a una sensación de vacío urgente y muy incómodo que debe llenarse con comida para sanarse.
Para comprender bien este concepto es importante que diferenciemos el hambre real o fisiológico del hambre emocional.
Características hambre real o fisiológica:
Es gradual. Vamos notando progresivamente señales en el estómago (el órgano indicado de hacernos saber si tenemos hambre o no) que nos indican que necesitamos alimentarnos.
Puede esperar. Si en el momento que empezamos a tener hambre no podemos comer, podemos esperar sin problema.
No deseas comer nada en concreto. Cualquier cosa es válida para saciar el hambre.
Sientes hambre en el estómago, notando alguna molestia, rugido o sintiendo un vacío.
Paras de comer cuando te sientes saciada o saciado. De nuevo es el estómago el órgano de nuestro organismo encargado de hacernos saber que ya hemos comido suficiente.
Comer por necesidad física no hace que se generen emociones desagradables como la culpa una vez finalizas de comer.
Características hambre emocional:
Aparece de repente. No nace de manera progresiva como el hambre fisiológica, sino que de manera repentina nos apetece comer algo concreto.
Es urgente. No puede esperar, en aquel mismo instante necesitamos comer algo con urgencia.
Deseas comer algo específico, no vale cualquier alimento. Si no lo puedes comer tu ansiedad sube y no puedes calmarla.
Este deseo es mental, por lo que puedes imaginarte muy bien el sabor de aquello que deseas comer, su textura, sabes muy bien donde ir a adquirir este producto concreto, etc.
Comer de este modo te desconecta de tus señales de hambre y saciedad por lo que es habitual que comas hasta sentir sensaciones desagradables en tu organismo como notarte demasiado llena o lleno, lo que puede tener graves consecuencias para la salud.
Falta de consciencia a la hora de comer. Por ejemplo: comer muy rápido, a gran velocidad, no cortar el alimento, apenas morderlo, comer de pie, no tener horarios ni estructura, etc.
Comer por el impulso de una emoción suele desencadenar emociones desagradables como la culpa o insatisfacción.